domingo, 11 de marzo de 2012

Piedad


Levemente sonreía,

   dulcemente la miraba

      y, en silencio, me encontraba

         ante la ingente imagen

            de una diosa despiadada.

Deja volar la ilusión ,

   deja ¡oh … diosa! los deseos …

que se vayan con la espuma

   en busca de otra mansión…

que rompan contra otro pecho

   inudando un corazón…

deja , al fin, que me libere

   de tu carcel despiadada,

deja, diosa, que me eleve

   hasta fundirme en tu faz

      y que el mal de amor

        me  entierre…

         … junto a ti en la eternidad.

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